La mujer habitada.

Como si no dependiera de mí. Como si una fuerza extraña hubiera llegado desde fuera para arrastrarme a este mundo de sensaciones nuevas. ¿Es que nunca te habías enamorado? Sí, pero ya no lo recordaba. Sí, pero soy otra distinta a la de entonces. Sí, pero nunca desde la libertad y la madurez.

No es algo que pueda decidir. Me ha atrapado. No había elección.

Anda este yo sacudido por el viento. Sin trabajo, sin un lugar al que llamar mío, sin saber hacia donde ir, este marasmo de sensaciones nuevas me hace más volátil aún si cabe. No encuentro mi centro, ni un peso que me ate a la tierra. Me arrastran vientos desconocidos de primavera. Vientos cálidos, fragantes, el azahar de mi tierra, el mundo que vuelve a la vida. Como vuelvo yo.

No acabo de reconocerme en esta mujer que teclea en el ordenador. No acabo de reconocerme pero me reconoceré. Me enraizaré en la tierra y sentiré la savia que vivifica la piel. Como una nueva mujer habitada.


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